El fenómeno de la globalización tiene aspectos positivos y negativos para las sociedades. Hoy en día es difícil concebir un mundo sin conectividad de cualquier índole (comunicativas, de transporte…). Producto de este proceso, en la actualidad los consumidores tienen acceso a una gama más amplia de productos.

La mayoría de los consumidores están y estuvieron expuestos, desde su nacimiento, a marcas multinacionales y locales, por lo cual las expectativas sobre la elección y la calidad están bien arraigadas.

Pero cuando se trata del país de origen de un producto, ¿hasta qué punto el “Made in/Hecho en” influye en el comportamiento de compra? Los consumidores de todo el mundo muestran una creciente preferencia por las marcas globales en lugar de los productos fabricados localmente. 

Así lo indican los resultados de la última edición de la encuesta Global de Nielsen sobre “Origen de Marca”, que resalta las preferencias y sentimientos de los consumidores a productos fabricados por marcas multinacionales frente a los de producción nacional, en 34 categorías, y en qué medida las preferencias y sentimientos influyen en el comportamiento de compra.

De hecho, solo dos categorías se destacan como bastiones de marcas locales: lácteos y alimentos frescos. Esa preferencia, destaca la encuesta, es algo lógica, dado el deseo de los consumidores de adquirir productos perecederos lo más cerca posible de la fuente, debido a las preocupaciones sobre la frescura y la calidad.

En el otro extremo del espectro, los consumidores de todo el mundo siguen prefiriendo a los fabricantes globales cuando se trata de muchas de las categorías en las que las multinacionales tradicionalmente han tenido un bastión: productos para bebés, artículos de cuidado personal y bebidas carbonatadas.

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