Desde hace varias décadas muchas industrias comenzaron una “nueva revolución industrial”, cuando empezaron a introducir a sus procesos de maquinarias y robots, sustituyendo una gran parte de la mano de obra humana.

Por ejemplo, donde había 10 personas empleadas, creando productos, hoy quizá solo se necesita una o dos, debido al uso de maquinarias y robots.

Desde el punto de vista del empresariado, la robotización y automatización de los puestos de trabajo tiene múltiples beneficios: reducción de costos, mayor rapidez en la elaboración de los productos, más eficiencia, entre otros más de índole económica.

Sin embargo, aunque sería difícil pensar la vida actual sin el uso de maquinarias y otras tecnologías, hay un punto muy negativo para la vida humana y el buen desenvolvimiento económico del mundo: un robot solo consume energía y no necesita de los productos que desarrolla.

Muchos puestos de trabajo que anteriormente eran realizados por humanos, por ejemplo, la fabricación de un vehículo, hoy es hecho por uno o varios robots, desplazando a humanos.

Y es que a diferencia del robot o de una máquina, que lo único que necesita es mantenimiento, las personas, además de energía, consumen diversos bienes: ropa, comida, vehículos, tecnología, entre otros artículos.

El ser humano consume lo que fabrica el robot, pero obviamente, sino tiene los recursos para adquirirlo de nada sirve un robot eficiente.

Entre 400 y 800 millones de personas en todo el mundo se verán afectadas por la automatización y tendrán que encontrar una nueva ocupación desde hoy hasta el 2030, según un informe realizado por la consultoría McKinsey Global Institute.

El impacto de las nuevas tecnologías en la vida de los trabajadores será sentido sobre todo en las economías más desarrolladas. De acuerdo con el informe, hasta un tercio de la fuerza laboral en Estados Unidos y Alemania tendrá que aprender nuevas habilidades y encontrar otra ocupación.

En Japón, el porcentaje de afectados podrá llegar casi a la mitad de los trabajadores. Este país es uno de los que tiene los procesos de creación de productos más automatizados del mundo y precisamente en 2015 sufrió su quinta recesión técnica por en los últimos siete años.

Los efectos de la automatización, calculados por la consultoría, varían de acuerdo con la proyección que se tome en cuenta: si la automatización de las economías avanza a un ritmo intenso o gradual.

Los responsables del documento de McKinsey señalan que los bajos sueldos en México conllevarán a un impacto menos intenso de la automatización en el país latinoamericano: del total de 68 millones de personas que formarán la fuerza laboral mexicana en el 2030, unos nueve millones se verán desplazadas.

La consultoría destaca que los países tienen que encontrar maneras de reubicar a los trabajadores desplazados por la automatización. “En los escenarios en que algunos de los desplazados llevan años para encontrar un nuevo trabajo, el desempleo crece en el corto y medio plazo. A largo plazo se reduce el desempleo y el mercado laboral se ajusta, pero con un menor crecimiento de los sueldos”, afirman.

Además, los cambios tecnológicos golpearán con más fuerza a los trabajadores con menos estudios. Por otro lado, las personas con formación universitaria o posgrado serán los que menos se verán afectados. Entre las actividades más afectadas señaladas por la consultoría, están los operadores de máquinas y los empleados en cadenas de fast food, además de trabajadores que hacen la colecta y procesamiento de datos.

Pese a los efectos esperados en el mercado laboral, los investigadores destacan que la innovación, el crecimiento económico adecuado y las inversiones pueden generar una creación de empleos suficiente para compensar los puestos que serán perdidos por la automatización.

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