A pesar de vivir en tiempos de lento crecimiento económico en toda America Latina, un  fenómeno económico surge en contra de la corriente: las startups. Durante años, han existido factores que han obstaculizado su desarrollo como la falta de inversión en ciencias y en tecnología, pero afortunadamente, las startups en diversos países latinoamericanos empiezan a contar con el apoyo del sector privado, del gobierno y de las universidades, ya que han demostrado ser  de gran beneficio para la economía de estos países.

La importancia de las startups se fundamenta en su capacidad de renovar el ambiente empresarial con la creación de nuevos productos, soluciones a problemas y competencias que promueven la innovación. Sin embargo, necesitan de una base económica y científica en la cual apoyarse, factores que son esenciales para su desarrollo. Aquí es donde entran en juego lo gobiernos y el sector privado creando políticas que afectan directa e indirectamente a las startups. De manera indirecta, las políticas de ciencia, educación, tecnología e innovación actúan en el ambiente socioeconómico donde se desarrollarán las startups, mientras que las políticas de desarrollo y fomento de las startups promueven su creación y crecimiento.

Una de las maneras más efectivas para impulsar a las startups es a través del financiamiento a través de la implementación de programas que faciliten el crédito a empresas en crecimiento, como el crowdfunding. El crowdfunding es un mecanismo de financiación colectiva que funciona con la promoción de proyectos a través de préstamos, inversionistas e incluso ofertantes de fondos destinados a las startups. Esto ayuda a cerrar la brecha financiera que ataja a las empresas en crecimiento.

Además de los retos financieros, también se debe tratar el tema de manejo de información y la promoción de la cultura emprendedora que alienta cada vez a más personas a emprender y crear sus propios startups. A través de métodos de apoyo para las startups, se pueden facilitar conexiones y el acceso a servicios. Las redes, plataformas e instituciones intermediarias facilitan la conexión entre grandes empresas. También la creación de nuevos mercados resulta beneficiosa para las startups, generando nuevas demandas donde escasean soluciones innovadoras a problemas emergentes.

No obstante, la manera de solucionar los problemas que puedan enfrentar las startups depende del país y ecosistema en donde se desarrollen, ya que cada nación contiene sus propios retos. De todas maneras, gracias a estos esfuerzos, en América Latina contamos con más de 5,000 startups entre México, Argentina, Brasil, Colombia, Chile y Perú según los registros de AngelList 2016. Un panorama muy prometedor para nuestra región.

 

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