Muchos emprendedores crecieron en familias donde el negocio familiar era un aspecto central de la vida familiar, y de esa experiencia les nació el deseo de continuar  innovando. Otros creaban inventos o vendían dulces o juguetes en sus horas libres en la escuela.

El año pasado, el Director de la Maestría de emprendimiento e innovación de la Universidad de Salamanca, el  catedrático José Carlos Sánchez García,  explicaba  en el Foro de Educación  y Emprendimiento en Costa Rica, que un emprendedor es como un deportista: «Hay gente más capacitada que otra para emprender. Lo que interesa es evaluarlas y desarrollarlas”; y agregaba: “El emprendedor nace y se hace. Hay unas personas que nacen con las cualidades. En otras,  lo que se debe hacer cultivarlas e impulsarlas”.

Lo cierto es que existen algunas actitudes y aptitudes que sobresalen en la gente de carácter emprendedor. Te invitamos a identificar cuáles son las tuyas:

Optimismo. Son personas que reflejan seguridad, pasión y muchas veces transmiten su  obsesión por alcanzar  los logros a corto o mediano plazo.  Mantienen la fe de que en algún momento del trayecto verán su proyecto convertirse en realidad.

Intuición.  Lorenzo Vincens, consultor empresarial dominicano, en su libro  Aguacates Juan, donde cuenta la a historia de cómo un vendedor de aguacates pasó de vendedor ambulante  a ser un próspero empresario,  deja claro que aunque se debe tomar en cuenta la planificación estratégica y la ventaja competitiva del  producto,  un emprendedor  deba tener intuición, astucia y sentido común, elementos que no se aprenden necesariamente en un aula.

Resiliencia. No todas  las personas que  han triunfado han mantenido un camino de éxito en constante ascenso.  Parte del éxito se encuentra en la capacidad de resiliencia que mantiene el emprendedor,  es decir, la actitud y fortaleza  de caerse una y otra vez y levantarse con el deseo de iniciar de nuevo.

Enfoque. Son personas con gran  capacidad de enfoque porque tras mantener un sueño, pueden perseguirlo y fijarse una meta hasta lograrla.

Están enamorados de  lo que hacen. Raras veces encontrarás a un emprendedor trabajando en temas o asuntos que no lo apasionen o estén relacionados con sus objetivos reales. Por lo general, estas personas duran poco tiempo trabajando en aspectos que no se parecen a sus proyectos.

Capacidad de aprendizaje. Los emprendedores  destacan por su curiosidad y deseo de ver cosas nuevas, siempre con la idea de aplicarlas a sus proyectos.

Proactividad. Por lo general la persona emprededora no espera a que la oportunidad toque a su puerta. Sale con su proyecto debajo del brazo y promociona sus ideas cada vez que puede hacerlo, sin limitarse por el escenario o el ambiente económico que impere en ese momento.

Inclinación a asumir riesgos. Actúan sin miedo a la incertidumbre,  como si el permanecer en vilo ante cualquier situación inquietante les aumentara la adrenalina; de todas formas nada los frena. Si han puesto el ojo en la diana, hasta que la flecha no dé en el blanco, nada los detiene.

 

 

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