A pesar de la expansión de programas de responsabilidad social empresarial en los diversos ámbitos económicos, el sector empresarial de República Dominicana debe generar más redes de colaboración público-privada.

En los países de América Latina la responsabilidad social empresarial (RSE) se caracteriza por un desarrollo desigual; algunos se han integrado en la cadena de valor de las empresas, mientras un porcentaje mayoritario aún no la convierte en parte de la estrategia del negocio.

En nuestro país, según una encuesta de Alianza ONG, una organización dominicana, de una muestra de 71 empresas, solo el 25% realizaba acciones RSE y un 28% se estaba acercando.

El experto en sostenibilidad y desarrollo social Paul Velasco Ruiz, en una visita al país, ponderó que este factor es debido a que las empresas dominicanas carecen de conocimiento sobre el beneficio que representa el tener RSE en su entidad.

Sobre cuál es el modelo de empresa con responsabilidad social, Velasco dijo que sería aquel que integra, por un lado, buenas prácticas sociales y éticas e involucra en su gestión de todos sus grupos de interés tanto proveedores como consumidores.

“Es una estrategia alineada al negocio y con programas sostenibles. Es decir que sus acciones tiendan a preservar los recursos para las generaciones futuras”, explicó Velasco.

Además, las empresas deben ser portadora de valores y creadora de riqueza, y tienen que promover la institucionalización de la responsabilidad social en sus procesos de operación.

El experto sosteniente que este tipo de empresa está en capacidad de medir los intangibles culturales, sociales, ambientales, humanos, de honradez y solidaridad para obrar con una gerencia de calidad y eficiencia.

Integración estratégica

Lo óptimo es que la responsabilidad social de la empresa sea parte de su estrategia; de su core business o esencia del negocio. La sinergia se debe dar desde dimensiones de actuación económica, social, ambiental, y considerar el entorno, es decir, las comunidades.

La RSE como una noción más amplia que la responsabilidad social corporativa transfiere recursos a comunidades y muchas veces sus programas no están en relación directa con el quehacer de la empresa. Sin embargo, su aporte impacta en gran manera a las comunidades en temas cruciales como la educación y la salud.

El principal desafío que tienen es el de integrar, implantar e institucionalizar, lo cual exige de un direccionamiento al interior de la organización. La mejor forma de generar una sinergia de trabajo en equipo que coordine y colabore en el pan estratégico de responsabilidad corporativa es formar los comités por las direcciones de los departamentos de recursos humanos, operaciones, compras y trabajo social.

Sin embargo, no es propio de una empresa ser un actor político; evidentemente, hay causas que atraviesan las políticas públicas, pero no necesariamente todas ellas implican compromiso para la empresa y empresarios.

El instrumento idóneo para que las empresas demuestren qué están haciendo es la memoria de sostenibilidad, presentadas anualmente. Mediante ellas existe la posibilidad de comprobación, de manera práctica, que la empresa cumple con los estándares de RSE desarrollados internacionalmente.

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