El lenguaje se define como un complejo sistema de símbolos, tanto fonéticos como escritos, que permiten comunicar ideas, pensamientos, sentimientos y diferentes situaciones entre dos o más personas.

En tanto, la productividad se puede definir como la relación existente entre la producción, ya sea de producto o servicio, de una organización, y los recursos necesarios para maximizar esa cantidad producida, en un espacio de tiempo determinado. Visto así, la productividad es un indicador muy útil para las organizaciones.

La productividad gerencial está bastante ligada a las conversaciones, por lo que para hacer un trabajo ejecutivo eficiente se necesita tener la habilidad de manejar las estructuras del lenguaje. Por esto, podemos afirmar que una persona no será buen gerente si no tiene habilidades de conversación.

La productividad y las palabras no están distante. “La productividad ejecutiva es conversacional. Hacer bien el trabajo está íntimamente ligado al lenguaje y conversaciones”, expresó en una ocasión el experto en conversaciones organizacionales José Bretón.

Hoy en día, cientos de negocios carecen de ejecutivos que puedan poner en palabras los comportamientos que quieren ver en otras personas, a sabiendas de que el lenguaje es proporcional al liderazgo.

Un líder es aquel que tiene conversaciones efectivas, cómodas y robustas con otras personas. El trabajo gerencial es de expectativas y para que las expectativas sean alcanzadas, se necesita el uso efectivo del lenguaje, agregaba Bretón.

Las empresas necesitan no solo fortalecerse en el conocimiento técnico o en la experiencia que alguien tenga haciendo algo, sino en la habilidad de cómo generar interacción. El ejecutivo de hoy está muy metido en números financieros. Se necesita entender a las personas, cómo actúan, cómo hacer que se comporten de forma distinta, etc. Ese es el reto.

El ejecutivo también tiene como tarea entender que está para desarrollar a las personas en las empresas, agregando que todo ejecutivo debe tener un compromiso con su desarrollo y el desarrollo de quien está en la empresa.

Entre los beneficios del lenguaje en las empresas figuran el poder generar trabajo con mucha más comodidad y que el mismo se haga más rápido. Precisamente, la comunicación organizacional es uno de los elementos que inciden en la mejora de la productividad laboral.

El flujo de información y comunicación interna entre los departamentos es imprescindible para mejorar la productividad de una empresa, punto que se logra con el uso de un buen lenguaje.

El buen lenguaje hace que las personas puedan construir una cultura más fuerte, el cual es un deber natural de una gran empresa. Desde la cultura es que se generan las grandes diferencias entre una empresa y otra; una empresa que pasa a la historia, y otra que pasa a la bancarrota.

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