Las empresas de hoy requieren líderes sociales, una persona capaz de llevar las riendas del equipo para que participen entre sí, siendo conscientes de que la era digital de alta colaboración e información requiere formular estrategias que atraigan a empleados capaces de innovar y mantener la empresa en el mercado competitivo.
En la actualidad, el liderazgo tiene la característica de ser participativo, transformador y no jerárquico.
Hoy, es conocido como ‘Liderazgo 2.0’, porque está orientado a desarrollar organizaciones pensadas para las personas. En ellas la innovación es un trabajo compartido por todos.
Ahora bien, ¿quiénes están capacitados para ser llamados líderes 2.0?
Quienes tienen una alta capacidad innovadora, transformadora y transparente en sus comunicaciones, capaces de dirigir equipos en red, permiten el outsourcing de servicios y el trabajo flexible, así como crear estructuras organizativas más distribuidas y menos centralizadas, potencializando el desarrollo de sus colaboradores.
Un liderazgo abierto a los cambios, que lo reconoce y es capaz de generar nuevas formas de relación que permitan mejorar la eficiencia y la productividad, con una visión abierta a la posible sinergia y colaboración con otras empresas o profesionales.
El líder de hoy debe aprender a actuar en la nueva realidad, donde lo importante no es acceder a la información, sino acceder a las conversaciones y participar en ellas activamente.
Las conversaciones permiten generar nuevas capacidades como líderes, conocer las necesidades de los clientes y encontrar el nuevo talento que requieren las organizaciones.
El líder 2.0 escucha y participa en la conversación generando y aportando contenidos de valor para la red, ya que opera en el paradigma de la abundancia, en el cual el conocimiento sólo aporta valor en la medida en que es compartido, conecta a las personas con la información que buscan o necesitan; aprovecha y promueve el uso de la tecnología para potenciarla, es transparente y fomenta la transparencia a su alrededor mediante la empatía y la simplicidad.
Los nuevos valores sociales que están presentes en la empresa son la honestidad, respeto, humildad, generosidad, reciprocidad y colaboración.
Además, quien es el guía no necesita del control para obtener resultados, sino de su talento y de la propia iniciativa de sus colaboradores. Este fomenta la creatividad y la innovación, convirtiendo el colaborador en consultor interno y a cada cliente en asesor de calidad.
Claves para ser mejor líder
Fijar prioridades
Quien lleva las riendas del equipo debe analizar las actividades para establecer un orden de importancia, y con ello intensificar la atención en las más importantes. La disciplina y constancia son los ingredientes necesarios para fijar la presencia y llevarlas a cabo.
Generar confianza
Las relaciones basadas en la confianza se mantienen hasta en condiciones difíciles. Cada interacción favorece los lazos entre ambas personas, y esto es saludable en aras de incrementar la confianza. Un líder inteligente alimenta sus relaciones oportunamente.
Escucha activa
El líder debe centrarse no solo en su opinión o visión, sino encargarse de escuchar a los demás. El riesgo de fracaso se activa al negarse a escuchar a los demás. El líder no silencia las dudas, las sugerencias, las quejas, las críticas, las ideas, las propuestas, más bien las toma en cuenta.
Práctica la gratitud
El buen líder practica la gratitud con sus compañeros, valora el esfuerzo, las habilidades y las actitudes de las personas que tienes alrededor en el trabajo.
Ayuda a los demás acrecer
El guía del equipo procura también ayudar a que los demás puedan crecer a nivel profesional. Para ello, es fundamental tener claro que los compañeros no son competencia del líder, sino todo lo contrario, son aliados.
Si la empresa crece, de la misma manera ocurre con las personas que trabajan en ella.
Enfrentarse a las decisiones difíciles e importantes
Entre los aspectos fundamentales para ser un buen líder se encuentra el enfrentarse a los problemas y a las decisiones difíciles e importantes. Es precisamente esto para convertirse en un líder efectivo.
No es algo fácil ni que se pueda hacer de un día para otro, pero el líder debe prepararse para este tipo de situaciones y, con la práctica, poco a poco, conseguirá afinar este aspecto y, como consecuencia, potenciar su capacidad de liderazgo.
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